Por siglos ha ido acumulando a millones de personas en su profunda oscuridad. Tarde o temprano nos sorprende. Muchas veces queremos evitar hablar de este tema, tal vez porque no tenemos tiempo, porque no queremos enfrentar los hechos o sencillamente por falta de tiempo.
Muchas personas se preguntan dónde van los muertos. Algunos creen que siguen viviendo en el más allá en forma de espíritus. Algunas personas sostienen que los muertos pueden reencarnar y completar un nuevo ciclo de existencia humana. Para otros la muerte es el fin de todo y no existe nada más, o por lo menos alguna esperanza. Sea cual sea nuestra postura, en esta oportunidad queremos analizar lo que la Biblia dice al respecto, y pese a que la opinión popular dista mucho de lo que las escrituras nos dicen en realidad, puede que muchas de las respuestas que la Biblia nos da nos lleguen inclusive a sorprender. ¿Qué sucede realmente cuando morimos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Vamos al cielo? ¿Al infierno? ¿Purgatorio? Si morimos, ¿Existirá alguna solución al problema? ¿Alguna esperanza? Trataremos de contestar estas interrogantes de la forma más humilde y clara posible usando como base la Santa Biblia, que el documento oficial que nuestro Creador Jehová nos ha dejado para que en ella busquemos la verdad de estos asuntos. Pero antes de ver estos importantes asuntos, debemos entender la razón por la cual morimos. Si morir fuera un cambio de estado y no una destrucción del ser, ¿Por qué causa dolor a familiares y amigos la pérdida de un ser amado? Si creemos que una persona se ha ido al cielo, de igual forma sentimos pesar y dolor. Si nuestros seres queridos se han ido a la gloria, deberíamos sentirnos agradecidos, pero no es así. Demostraremos con la Biblia que la muerte no es el comienzo de una nueva vida, sino la extinción de todo lo que alguna vez conocieron o palparon de vida. ¿Qué es la muerte? Es lo opuesto a la vida. Entonces ¿qué es la vida? La vida es el resultado conjunto de los procesos orgánicos que se desarrollan dentro de la estructura humana, la respiración, circulación de la sangre, digestión. Los pulmones, el corazón y el estómago funcionan en conjunto para generar y sostener la vida e impartir actividad a las diversas facultades de las cuales estamos compuestos. Esta maquinaria, en completa y armoniosa acción, es una suficiente explicación de la vida que ahora tenemos. Fuera de esto la vida no existe. Veamos que nos dicen las escrituras con relación a la muerte. En cuanto a la muerte de Abraham la Biblia nos dice: “Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido a su pueblo.” (Génesis 25:8) De la muerte de Isaac: “Y exhaló Isaac el espíritu, y murió, y fue recogido a su pueblo, viejo y lleno de días; y lo sepultaron Esaú y Jacob sus hijos.” (Génisis 35:29) Y de Jacob: “Y cuando acabó Jacob de dar mandamientos a sus hijos, encogió sus pies en la cama, y expiró, y fue reunido con sus padres.” (Génesis 49:33) De José el hijo de Jacob: “Y murió José a la edad de ciento diez años; y lo embalsamaron, y fue puesto en un ataúd en Egipto.” (Génesis 50:26) De Moisés: “Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová. Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy.” (Deut. 34:5,6) De David: “Llegaron los días en que David había de morir, y ordenó a Salomón su hijo, diciendo: Yo sigo el camino de todos en la tierra; esfuérzate, y sé hombre. Y durmió David con sus padres, y fue sepultado en su ciudad.” (1 Reyes 2:1, 2, 10) “Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra.” (Hechos 2:29,34) De Salomón: “Y durmió Salomón con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de su padre David; y reinó en su lugar Roboam su hijo.” (1 Reyes 11:43) ¿Cuáles son los términos en común en todos estos textos? Exhaló, expiró, murió, morir, durmió. En la Biblia nunca se dice que los muertos han ido a alguna otra parte, simplemente se menciona que mueren, que entregan su vida y que vuelven a la tierra. Pablo también habla de la muerte cuando dice: “Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.” (Hebreos 11:13) Jesús también nos dice sobre la muerte: “Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto.” (Juan 11:11-14) La Biblia ni una sola vez nos habla de algún muerto que haya ido al cielo. Siempre en la Biblia los muertos son descritos en su experiencia como un paso por la tierra de las tinieblas, silencio e inconsciencia. Salomón dijo: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.” (Eclesiastés 9:10) Algunos Salmos nos hablan del estado de los muertos: “Abandonado entre los muertos, como los pasados a espada que yacen en el sepulcro, de quienes no te acuerdas ya, y que fueron arrebatados de tu mano. ¿Manifestarás tus maravillas a los muertos? ¿Se levantarán los muertos para alabarte? ¿Será contada en el sepulcro tu misericordia, o tu verdad en el Abadón? ¿Serán reconocidas en las tinieblas tus maravillas, y tu justicia en la tierra del olvido?” (Salmos 88:5,10-12) *Abadón: Abismo destructor Hemos visto que los muertos han dejado de existir. Continuará.
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